Historia
de una pequeña fuente
Dicen que la
pequeña fuente en medio de la plaza de
aquel pueblo tenía poderes mágicos,
volvía a las personas
vigorosas y fuertes
con solo tocar su agua. La
condición para ello era
hacerlo en el minuto cero, de la hora cero, del 29 de febrero de cada
año, siempre y cuando hubiese luna llena reflejada en ella y esta estuviese dos
tercios tapada por una nube. La matemática era infalible. De lo contrario, si
se tocaba el agua y alguna de estas condiciones no se cumplían, a esa persona
inmediatamente le ganaban los años, una notoria pérdida de fuerza y su piel se
arrugaba en un santiamén.
Dicen que el pueblo estaba lleno de viejos, algunos
inclusive habían nacido hacia unos pocos años.
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