Se quitó la remera a oscuras en
su cuarto y alcanzó a ver los pequeños relámpagos que se desprendían de la
misma. Al otro día se levantó con el propósito de averiguar que era aquello. No
tardó mucho en llegar a todo un compendio sobre electricidad estática que
cautivo su atención por el resto de su vida. Sin pérdida de tiempo contactó con
uno, dos, veinte y así miles de personas que les pasaba lo mismo. Con el correr
del tiempo llegaron a la conclusión, reunidos en un plenario, de que podían
paliar gran parte del déficit de energía mundial, fundaron una asociación a
la que acertadamente llamaron SPEE Sociedad Productores Electricidad Estática. Según sus cálculos se necesitan
cien mil personas para producir durante dos horas la electricidad suficiente
como para cargar diez celulares. Es así que día a día se reúnen diferentes
grupos de personas en el predio abandonado del ferrocarril y durante dos horas
se sacan y ponen sus remeras y se frotan entre ellos, de cada remera salen unos
delgados filamentos conectados a una gran batería. Dicen que además de ser algo
ecológico, el tema de juntarse, hacen mucho ejercicio. Los diez afortunados que
cargan sus celulares ese día son sorteados ante escribano público.
lunes, 31 de octubre de 2016
viernes, 21 de octubre de 2016
Cada tanto me sale desarmar por completo este microcosmos en el que estoy inmerso. Constituye mi mundo en una relación fractal imperfecta con el que esta alrededor, más allá de lo comprensible, imperfecta porque acá nada es simetrico, aun asi se parecen con el otro que todo lo abarca. Decía, de vez en cuando este micromundo-mundo compartido y mio es puesto de cabeza por mi persona. Pongo las piezas a la vista y lo vuelvo a armar con la urgencia de un loco ansioso desesperado por culminar su trabajo, y así queda. Unas veces sobran piezas, otras veces faltan, algunas de ellas quiza sin tanto valor; en algunas oportunidades ni siquiera coinciden entre ellas, tambíen sucede que se agregan partes que nunca antes había visto. Así y todo, de esta manera armado, arranca, siempre está en movimiento, adquiere velocidad suficiente y no para. Funciona de esta manera hasta la proxima vez en que se me ocurra patear el tablero o desarmarlo.
martes, 27 de septiembre de 2016
La canción
Ahí estaba el viejo en medio del
taller silbando la canción de Gabi Ferro, tantas veces que me había dicho de
todo por lo que yo escuchaba, -apaga eso vociferaba con vehemencia-,sin embargo
ahí estaba, lijando una puerta y silbando.
Viejo puto pienso para mis
adentros, pero parece que esa oración cobra fuerza y llega a oídos de él. Se
viene el viejo como una tromba para donde estoy, quedo helado. Alza la mano, no
tiendo a hacer nada, me señala el panel y dice con su voz de lija, -alcanzame
la garlopa nene-, se la doy rápido, con un ademan que me salve del sopapo
seguro. Ahí vuelve a su tarea silbando nuevamente la canción, en su rostro se
dibuja un gesto de picardía maleva .
Viejo puto.
sábado, 16 de julio de 2016
Nativo
La mirada en el infinito, infinito del tiempo y el espacio. Curso trascendental de historia en sus venas. Sonido que se acopla a esa mirada silenciosa, profunda, un sonido de saber, del tiempo, eco de pocas palabras que dicen mucho y se diseminan en el espacio inmediato apropiándose de él como él se apropia de ellas. Porque él y el espacio, y el tiempo, son uno solo.
jueves, 14 de julio de 2016
viernes, 17 de junio de 2016
La abeja en el piso
Etiem ya me había advertido,- Rodriguitico; como me dice él;
-hay una abeja ahí-, y señala el piso de la sala cerca del sillón; -vamos a
dejarla tranquila le digo, más tarde seguro sale por la ventana. Eran como las
siete de la noche, luego me olvidé del asunto.
Hoy me levanto temprano, me ducho, y luego hago café. Voy a
sentarme al sillón de la sala, cuando apoyo la mano sentí el pinchazo,
inmediatamente me di cuenta. Voy rápido y busco un cubito de hielo para
colocarme en la mano, cuando regreso al sillón veo la abeja muerta en el piso,
triste destino este el del pobre bicho, picar y morir sin siquiera disfrutar
del asunto. Me siento, la observo, diría que me dio pena. Varias imágenes pasan
en una fracción de segundo por mi mente; el cuento del chino con el alacrán que
lo picaba cada vez que este intentaba agarrarlo; otras imágenes sobre el
cuidado y preservación de los animales, hasta una imagen mía practicando el vegetarianismo.
Hasta ahí; tomo un sorbo de mi café y el mundo sigue. La abeja …; en el piso.
sábado, 11 de junio de 2016
El hilo roblood
Una conocida
leyenda oriental muy difundida últimamente habla sobre la conexión que
existiría entre aquellas personas que se encuentran en los extremos de un
hipotético hilo rojo; unión que incluso
podría, siempre en el campo de las conjeturas, sortear las barreras de la
distancia y el tiempo. Obviamente, este hilo tiene en sus extremos a personas
que al encontrarse no podrán dar lugar a otra cosa que al amor.
En la vida de
Osvaldo no había muchas emociones. No había, no hubo, y seguramente,
proyectando sobre la evidencia, no habría.
Penumbrosa y tétrica vida, sin siquiera los suficientes atractivos como
para detenerse a hablar de ella. Salvo por una sola y concurrente situación;
Osvaldo siempre soñaba que mataba a una persona, no había más detalles. Sólo eso,
una imagen casi estática de él en persona matando a un tipo desconocido. De tan
repetitivo que era el sueño, Osvaldo ya lo había interiorizado como un dogma
macabro y certero. Sentía que en algún momento de su vida iba a terminar con la
vida de alguien.
Al Niño Luz, que
mantenía el nombre a pesar de contar ya con 25 años, lo habían criado con la
creencia arraigada en su interior, de que podía sanar a las personas. Lo que de
él escapaba, hasta en sus detalles más grotescos, era el jugoso negocio que sus
familiares habían montado a su alrededor. Aprovechado por sus padres y
hermanos, él era un ser inocuo a merced de sus caprichos. No tomaba ninguna
decisión por sí mismo, sus parientes y ese misticismo estúpido y sin sentido
que se hace sobre ciertas cosas, lo habían condenado a vivir a disposición de
los demás, por un monto razonable, claro está. De sus poderes sanadores no se
tenía mayor veracidad científica, pero era famoso desde niño y a él acudían
muchísimas personas con diferentes problemas para atender. Sus jornadas eran
extenuantes, y en ocasiones sólo pensaba en escapar a un lugar tranquilo y
acogedor. El Niño Luz anhelaba un paradisíaco día en que todo su calvario
sanador finalizara. Él, al igual que Osvaldo, también tenía una recurrente
visión onírica, soñaba que un hombre aparecía de la nada y hacía desaparecer en
un segundo todo su sufrimiento.
Osvaldo
intentaba también aliviar su desdicha, calmar de una manera u otra la opresión
que sentía cada vez que se levantaba y se prolongaba durante el día. Quería
apagar los desconsolados sueños oscuros. Le hablaron del Niño Luz en el
transcurso del viaje urbano de un día cualquiera en trasporte público; mejor
dicho prestó atención a la conversación que mantenían dos señoras sentadas a
corta distancia de él. Habiéndose asegurado dirección y modo de llegar, se
dispuso ir a verlo. Quizá en este ignoto, muchacho, estaba la solución a su
triste vida.
Cierto
entusiasmo inusitado precedió al día que había dispuesto para la visita, se
podría decir que estaba, incluso, extrañamente alegre, tenía una buena
corazonada.
El Niño Luz por
su parte, por primera vez en su vida había tenido un presagio y la sensación de
que algo grande se avecinaba. Tantos años sin tener bien en claro cuál era el
poder que tenía y por qué la gente acudía a él; y sin embargo en ese preciso
momento la situación era otra, podía asegurar, sin temor a equivocarse, de que
un suceso de características extraordinarias iba a tener lugar.
Osvaldo llegó al
sitio en cuestión, era una casa de barrio normal con una especie de salón
frente a ella, el lugar contaba con el suficiente espacio como para que las
personas estuviesen bajo techo y sentadas esperando ser atendidas, una cortina
de color rojo intenso ocultaba quién sabe qué, pero tras ella se escuchaba
regularmente un puerta que se abría y cerraba.
El Niño Luz se
encontraba tranquilo y nada pesaba sobre su ser. Se podía decir que una placentera sensación de ingravidez, suave
calor y dicha lo invadía. Observaba con
deseo la puerta que estaba detrás de la cortina, pero de su lado no había paño
que la ocultase. Esperaba, sabía que el momento había llegado.
Entró Osvaldo. En
un segundo, que como en un manga japonés se prolongó indefinidamente, se
observaron. Cada uno supo quién era el otro, qué era el otro. Se sonrieron como
dos viejos amigos que esperaban cada uno el encuentro. Osvaldo, sin mediar
palabra, corrió hacia el Niño Luz, lo
tomó del cuello y comenzó a ahorcarlo apretándolo con inusitada fuerza por el
cuello. Los dos reían como locos. Apretó con ímpetu hasta que el cuerpo del
Niño vidente se relajó en sus manos.
Ambos
conservaban la sonrisa, el Niño Luz muerto sobre su silla y Osvaldo mientras se
iba.
domingo, 29 de mayo de 2016
Ventanas
Uno mira hacia afuera por la ventana de una casa cualquiera y ve más casas, o edificios, o un prado. Callados muros, silencioso pastizal. Inocentes.No vemos más allá de eso.Sin embargo hay historias, muchas más de las que podríamos llegar a conocer, de gente abusada, maltratada, recluida forzosamente en un cuarto oscuro y sucio o trabajando por poco y nada de sol a sol, en un campo que jamás será suyo. Esas historias están ahí, imperceptibles para el que no hurga, no se interesa.
A veces las ventanas, a simple vista,mienten mucho.
martes, 10 de mayo de 2016
El Picaflor que da vuelta al mundo
El Picaflor que da vuelta al mundo
Mirá el árbol en el campo,
la rama en el árbol,
el retoño en la rama,
la flor en el retoño,
el picaflor en la flor;
todo tiene un poco más de sentido;
ese es el equilibrio.
viernes, 6 de mayo de 2016
Muerte blanca
Muerte blanca
Vivo en el humo de un cigarrillo
que enciende y apaga su lumbre al
compás de un ronco quejido sin eco.
Arrastro la noche de un tango en
las gastadas baldosas de la vereda
de una ciudad vacía y marchita.
Transito esta pausa de años entre
que nací y morí,
nuevamente veo tu cara en el
umbral de la lluvia.
Como un poema que empiezo a
escribir y se desvanece,
así la noche me trae consigo la
mano de quién
a partido.
Y no consigo dormirme.
domingo, 24 de abril de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
En lengua de quienes
Y en lengua de quienes otros
nos quejaremos de tu indolencia,
saltaremos las paredes abarrotadas de gritos,
derrotaremos tu incompetente capacidad resolutoria.
En lengua de quienes otros, nosotros,
los de acá, y los de allá
venimos a quemar horas en reclamos
que se pierden en tus laberintos de paredes amarillas.
Lloras tus penurias falsas y culpas
al viento porque sopla, si supieras que es el
mismo viento que no distinguió entre
velas piratas y velas santas, el que te llevó
hasta ahí.
Los santas del pueblo llano y humilde que soporta
con hidalguía tu soberbia oligarca.
Nadas en una ola de sombra que pronto se llenará
de luz y te devorará, la luz del soberano,
la misma que disipa y enmienda errores,
la misma que disipa y enmienda errores,
la misma luz que tu gesto funesto intenta a cada paso
apagar,
volverá.viernes, 25 de marzo de 2016
¿ Sabes del silencio?
¿Sabes del silencio?
¿Sabes del
silencio en el medio de la noche?
Pero ella ,la noche ,no es única dueña de la quietud del sonido.
Tampoco es
única dueña de la luz vuelta nada.
Pero
pregunté por el silencio de la noche.
Ahí, justo
cuando se convierte en tu sonido, en el que se transforma, descansa manso sobre
tu pecho para florearse en la madrugada despoblada.
Pero
pregunté por el silencio de la noche.
Y tal vez
sean demasiados peros para esta luna vacía.
Y tal vez
todos estos peros son el silencio que grita.
domingo, 13 de marzo de 2016
Perderme
A la orilla de tus
ojos,
detuve mi marcha
en el umbral de
la muerte ciega
en la sin razón
del sentido
luna que atrapa
desde el fondo negro
déjame continuar ,
sin recuerdos, ni
insomnios .
solo la vida del
vagabundo enamorado
quiero, si puedo,
saltar por sobre el cerco
y a campo traviesa
perderme,
sin regresar jamás.
lunes, 7 de marzo de 2016
Palabras
Palabras
dicen,
palabras
callan,
susurran,
hablan,
gustan,
duelen,
esbozan
sonrisas,
provocan
lágrimas,
encierran el
misterio
de lo que no
se dice,
la incógnita
del amor,
cruzan mares,
abrazan,
cocinan e
invitan,
saludan, dicen
adiós.
Palabras
poderosas,
tímidas,
seducen,
atrapan,
conspiran,
traicionan,
cruzan
montañas,
navegan los
aires,
palabras,
palabras
y más palabras
sin ser todas
verbo, son todas acción.
lunes, 22 de febrero de 2016
El emperador del
conocimiento
En la búsqueda del saber absoluto
muchos habían sido los caminos recorridos por el sapiente Brain. Todos ellos
lograron llevarlo, a costa de malas y buenas experiencias, siempre enriquecedoras, a acumular un conocimiento
digno de admiración y respeto. Sin embargo, reiteradas veces, por donde pasaba,
escuchó hablar del sabio máximo validador de todos los conocimientos del mundo.
El mismo, decían, vivía en la cima de una inmensa montaña en un sitio muy
remoto. Generalmente estos personajes son así, excéntricos, alejados
de todo e inclinados a escoger como morada lugares tan peculiares. Contaban que este ser era el
único con la capacidad suficiente, heredada generación tras generación a través
de milenios, como para otorgar validez a los conocimientos de aquellos que se
atrevían a llamarse sabios. Su juicio
era ley y su decisión podía catapultar
al reconocimiento absoluto o al más mísero de los anonimatos. Contaban de él
que en un solo ser habitaban todos los seres del mundo.
Brain consiguió mucho tiempo
después, y luego de un arduo viaje, llegar hasta el pie de la gran montaña. Con
gran esfuerzo comenzó a ascender. Necesitaba la aprobación del gran sabio. Era
eso o la nada absoluta, volver al llano con la sensación de que, de un solo zarpazo, le hubiesen borrado el disco
rígido en donde acumulaba todos sus saberes. El conocimiento sin aprobación no
es nada, se vuelve polvo en el viento. Hasta un superviviente en medio del
desierto expone sus ideas salvadoras
ante la naturaleza que trata de doblegarlo. Las personas de distintos
sitios se referían a este inconmensurable sabio como el punto más alto en la
montaña del saber.
A medida que ascendía, la mente de Brain se iba llenando de
dudas, ¿serían sus saberes suficientes como para pasar la prueba?, ¿qué
preguntas se le formularían?, ¿sería lógica, filosofía? Pequeñas gotas de sudor
corrían por su frente. Las presuposiciones se sucedían una tras otra, creía que
iba a enloquecer. Cada día de los cinco que tardó en subir, se hacía más
intenso y difícil. Muchas veces estuvo muy cerca de renunciar, pero la idea de llegar a ser evaluado por tan ilustre ser
podía más que cualquier contrariedad. Quizás el sabio tenía barba blanca y
larga y, mientras hablaba pausadamente, con una mano acariciaría su barba y lo
miraría fijamente con gesto adusto. Quizás…
Cada vez el camino se iba
haciendo más estrecho, la montaña se afinaba, Brain intuía el final de su
recorrido. Indudablemente la cima estaba cerca. Cinco días subiendo y toda una vida dedicada al estudio
y al fin iba a tener una revelación. Llegó hasta arriba de la enorme mole y se
encontró con una roca que sobrepasaba en unos cinco metros la cumbre, no tardó
mucho en darle una vuelta completa. Estaba en la cima y no había nada ni nadie.
Se sintió desanimado, a duras penas pudo inclinarse y se sentó sobre un pequeño
montículo frente a la roca. Su fuerza se había desvanecido, tenía el aspecto de una persona agotada física y
mentalmente. Miró la roca. El sol formaba un tenue contraste jugando con la
forma de la roca y el horizonte. Creyó ver un movimiento. Entonces observó con
más detenimiento. Quedó absorto, sin palabras. Una sensación de asombro lo
invadió completamente y se sintió diminuto, nadie. Encima de la roca se
recortaba la figura esbelta de un hermoso gato Mau Egipcio. Era impactante e
intimidaba. Intentó hablar, decir para qué había llegado hasta allí, pero no
pudo, algo se lo impidió, esa figura dominaba cualquier
movimiento a futuro. El espectacular gato miraba con espléndida magnificencia,
como un verdadero monarca, a lo lejos, sin hacer contacto visual. Cualquiera
que contemplase esta escena podría haber identificado entre esos dos seres, sin
dudarlo, al amo y señor de todo. El gran Mau Egipcio se quedó
unos minutos allí, disfrutando de sus dominios. Luego, con un gesto imperial
cargado de despectiva excelsitud, dio media vuelta y se fue.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Revolución
Revolución
Rompe la
gota con su golpe eterno
la piedra monumental que aborta
el vuelo
planeante.
Traspasan
cual flecha veloz,
imposible
en su trayectoria,
las
palabras certeras sobre el devenir del hombre.
Se
fortalecen,
levantan
su mentón al viento ,
desafiantes
en la estocada,
los
individuos inmensos, sencillos, humildes.
Y en el
último instante, en el cual se apaga la mágica vela,
inician su
revolución.
Manos
Manos
Es la palma de mi mano un
cubículo que lleva agua del arroyo,
en el nadan todas las ilusiones cual peces que
viajan a otros
cuencos, a otros mundos.
Mi mano es la extensión de un
cuerpo que habla, mi cuerpo.
Mi mano es la conexión al mundo, mi estampa no,
tampoco mi precio, si es que
tengo.
Esta mano mía, así, abierta y
franca, desnuda y tranquila,
habla, canta, ríe, también
acaricia, ayuda, comprende.
Voy más allá porque puedo llegar
gracias a una escalera
de manos que se inicia con la mía
y continúa con la de
otros, con las de aquellos a los
que puedo llamar mis hermanos.
Dorian Dhorian
Dorian Dhorian
Dorian odiaba su
nombre, sus padres lo habían llamado así en honor a una marca de snacks que
consumían mucho. De adulto batalló legalmente para cambiarlo, miles de horas de
abogados y juzgados tuvieron su recompensa al fin cuando pudo agregarle una h
entre la D y la o.
Historia de una pequeña fuente
Historia
de una pequeña fuente
Dicen que la
pequeña fuente en medio de la plaza de
aquel pueblo tenía poderes mágicos,
volvía a las personas
vigorosas y fuertes
con solo tocar su agua. La
condición para ello era
hacerlo en el minuto cero, de la hora cero, del 29 de febrero de cada
año, siempre y cuando hubiese luna llena reflejada en ella y esta estuviese dos
tercios tapada por una nube. La matemática era infalible. De lo contrario, si
se tocaba el agua y alguna de estas condiciones no se cumplían, a esa persona
inmediatamente le ganaban los años, una notoria pérdida de fuerza y su piel se
arrugaba en un santiamén.
Dicen que el pueblo estaba lleno de viejos, algunos
inclusive habían nacido hacia unos pocos años.
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