Se quitó la remera a oscuras en
su cuarto y alcanzó a ver los pequeños relámpagos que se desprendían de la
misma. Al otro día se levantó con el propósito de averiguar que era aquello. No
tardó mucho en llegar a todo un compendio sobre electricidad estática que
cautivo su atención por el resto de su vida. Sin pérdida de tiempo contactó con
uno, dos, veinte y así miles de personas que les pasaba lo mismo. Con el correr
del tiempo llegaron a la conclusión, reunidos en un plenario, de que podían
paliar gran parte del déficit de energía mundial, fundaron una asociación a
la que acertadamente llamaron SPEE Sociedad Productores Electricidad Estática. Según sus cálculos se necesitan
cien mil personas para producir durante dos horas la electricidad suficiente
como para cargar diez celulares. Es así que día a día se reúnen diferentes
grupos de personas en el predio abandonado del ferrocarril y durante dos horas
se sacan y ponen sus remeras y se frotan entre ellos, de cada remera salen unos
delgados filamentos conectados a una gran batería. Dicen que además de ser algo
ecológico, el tema de juntarse, hacen mucho ejercicio. Los diez afortunados que
cargan sus celulares ese día son sorteados ante escribano público.
lunes, 31 de octubre de 2016
viernes, 21 de octubre de 2016
Cada tanto me sale desarmar por completo este microcosmos en el que estoy inmerso. Constituye mi mundo en una relación fractal imperfecta con el que esta alrededor, más allá de lo comprensible, imperfecta porque acá nada es simetrico, aun asi se parecen con el otro que todo lo abarca. Decía, de vez en cuando este micromundo-mundo compartido y mio es puesto de cabeza por mi persona. Pongo las piezas a la vista y lo vuelvo a armar con la urgencia de un loco ansioso desesperado por culminar su trabajo, y así queda. Unas veces sobran piezas, otras veces faltan, algunas de ellas quiza sin tanto valor; en algunas oportunidades ni siquiera coinciden entre ellas, tambíen sucede que se agregan partes que nunca antes había visto. Así y todo, de esta manera armado, arranca, siempre está en movimiento, adquiere velocidad suficiente y no para. Funciona de esta manera hasta la proxima vez en que se me ocurra patear el tablero o desarmarlo.
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